miércoles, 24 de junio de 2009

El reposo del guerrero

¿Cómo ser rebelde en un mundo explícito? ¿Cómo ser musicalmente contestatario si lo correcto es una prostituta de autopista? ¿Cómo hacer punk en el fin del mundo? Y sobre todo ¿Cómo hacerlo cuando tú inventaste eso?

Iggy Pop responde con Preliminaires. Un disco en el que deja las guitarras como sierras y los gritos de navaja, cambiándolos por una perversión sosegada a ritmo de jazz. La iguana -62 años de excesos- adopta un barítono oscuro (que remite de inmediato a la voz de Leonard Cohen, otro capo) y pasea su piel curtida por doce canciones que suenan a brujería de Nueva Orleáns, a puerto desmemoriado pero sobre todo a pequeño burdel francés. La referencia no es gratuita, el álbum está inspirado en la novela La posibilidad de una isla del escritor galo Michel Houellebecq. Al igual que en el libro, Iggy Pop descubre que sólo queda hipocresía en el mundo occidental. Mocosos jugando a ser anárquicos por el mero hecho de usar una guitarra con distorsión. Él, viejo guerrero, responde con saxofones, pianos y trompetas.

Mas no hay que equivocarse. Iggy baja las revoluciones pero no pierde actitud. La Iguana elige los cuchillazos prolongados en vez del puñal certero. Pero hiere igual. Y aunque a estas alturas no tenga que probar nada, aunque difícilmente supere lo hecho en discos como The Idiot o Raw Power, aunque siempre brille más con The Stooges, Preliminaires nos entrega a un artista dispuesto siempre a llevar la contra. Y hacerlo con honestidad. Antes escupía en tu cara, hoy te invita a una copa. En la vieja rockola suena king of the dogs.


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