miércoles, 22 de julio de 2009

Música de cortar y pegar

El mash up es una metáfora irónica para definir el arte en la década del fin del mundo: nada nuevo hay bajo el sol, todo se mezcla y es precisamente en esa alquimia sin derechos de autor donde radica la grandeza o miseria de un artista. Allá quienes se comen el eufemismo que encierran términos o frases como revival o la reinvención de. Hoy la originalidad pasa por quién copia y pega con más astucia.
El mash up más famoso probablemente sea el Grey Album (2004) de Danger Mouse (productor musical y mitad de Gnarls Barkley) que tuvo la genial desfachatez de mezclar un álbum de los Beatles con otro de Jay-Z (Blanco y Negro, respectivamente. De ahi el nombre, genio) Fue demandado por ambas partes. Pero su creación la descargaron millones de personas.
Desde hace un tiempo, Vh1 (lo único digno para quienes nos desencantamos con el MTV post Conexión) emite una serie de mash ups cuya autoría (ja! "autoria") descansa en el anonimato de un colectivo uruguayo.
Britney se apretuja a los Beastie Boys a ritmo de cumbia, mientras Cerati le hace el bajo (más bien el rasgueo) a un Don Omar intercalado.
Pero ¿de qué nos sorprendemos nosotros, hijos bastardos de la música que se baja en Ares cuando muchas veces nos importa un rábano si se trata de Radiohead o Coldplay (ay! yo sólo quería escuchar creep)? ¿Por qué lanzar el grito al cielo, nosotros que buscamos armar un playlist más que dedicarle tiempo a un álbum entero?
Mejor celebremos al ritmo de la impersonalidad y dejemos que la música siga su travesía en un viaje de eterno retorno.
La felicidad a un solo click. Ligue ya!



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