miércoles, 19 de agosto de 2009

La mejor canción del mundo, otra vez y casi para siempre.

He intentado varias formas de introducir esta canción. Pero creo que ninguna está a la altura. Tómense su tiempo, Vale la pena.



--Qué viejo se ha puesto el sol!--; pensaba el viejo DaSilva,
recostado en su sillón, despierto y soñando a ratos.
Contemplando los recuerdos entre el humo del tabaco,
en su humilde habitación de mobiliario barato.
--"De Ramiro no sé nada; ni una carta he recibido, y
aunque sé que es el destino que todos los hijos partan
no sé cómo olvidan tantos sacrificios compartidos y se van
buscando caminos cuando el viejo no hace falta.
No hay cortesía o derecho para aquél que llega a viejo;
se nos trata desde lejos, con hipócrita respeto.
No me quieren dar trabajo y no me quiero mendigando.
Con el Seguro Social, pa' vivir de a vaina alcanzo y
entre éstas cuatro paredes presiento la muerte llegando.


"Qué vieja que está la tarde!" -- pensaba el viejo DaSilva,
mirando las golondrinas desde la banca del parque.
"--A veces pa' levantarme necesito que me ayuden,
y aunque avergonzado estuve, doy las gracias y camino,
y cuanto perro que me encuentro la quiere coger conmigo;
y cuanto perro me encuentro la quiere cojer conmigo.
Manuela, si tú vivieras, quizás tendría una esperanza!
Manuela, si tú vivieras, quizás tendría una esperanza, pero
estoy solo mi vieja! y ésta espera cansa;
es que estoy solo mi vieja y solo esperar cansa.


--"Qué vieja que está noche!" -- pensaba el viejo DaSilva,
y apretaba el viejo anillo que Manuela le dejara;
y apretaba el viejo anillo que Manuela le dejara.
Y alli mismo le encontraron, en auél sillón sentado, Muerto!
entre el polvo y los recuerdos, mrariposas del pasado.
Y por mucho que trataron, su mano abrir no pudieron
Dios te bendiga Carmelo; a Manuela y a los viejos.

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